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La exfoliación siempre ha sido uno de los pasos más placenteros: qué gustito da notar que tenemos la piel súper suave y luminosa. Además, en los últimos años la exfoliación química se ha popularizado por sus resultados no agresivos con la piel. ¡Descúbrelo todo sobre ella y empieza a lucir piel suave!
Un exfoliante es un cosmético que ayuda en el proceso de eliminar células muertas de la superficie de la piel utilizando una sustancia química, granular o alguna herramienta que realice esta acción.
Una piel adulta sana se renueva cada 28-30 días aproximadamente. Durante este proceso, la capa superior de piel (que está hecha de células) "muere" y deja paso una nueva capa de piel. A medida que pasa el tiempo y nuestra piel va madurando, el ciclo de renovación celular se alarga y las células muertas no se eliminan por completo. Esto se hace visible en parches de piel seca, zonas escamadas y poros obstruidos.
La exfoliación es una pequeña ayuda para que nuestra piel pueda eliminar estas células muertas con mayor regularidad.
La respuesta depende mucho de qué tipo de producto sea. Lo más común es aplicarnos un producto exfoliante, por lo que este paso iría justo después de la doble limpieza, únicamente en nuestra rutina de noche. Sin embargo, hay muchos productos como tónicos, sérums o cremas que tienen función exfoliante (incluyendo ácidos entre sus ingredientes) y estos se aplicarían en su debido orden dentro de la rutina.
Además, no es recomendable exfoliarse la piel todos los días, puesto que sensibilizaríamos la piel en exceso. Lo normal es hacerlo 2 o 3 veces a la semana, dependiendo del producto y de su poder de exfoliación.
En cuanto al tiempo de uso, varía muchísimo según el producto que utilicemos. Hay algunos que se enjuagan al cabo de unos minutos, otros que se masajean durante segundos y otros que se aplican como tratamiento durante toda la noche. Lo ideal sería leer las instrucciones de uso de cada producto.
¡Ojo! No debemos aplicar un producto exfoliante de día y siempre hay que utilizar protección solar con asiduidad, más aún si usamos este tipo de productos. Al eliminar la capa superior de la piel, la piel nueva queda expuesta a más riesgo de quemadura, ya que aún es muy sensible, como la de un bebé.
No es recomendable el uso de productos exfoliantes por la mañana por dos motivos. El primero es porque la piel se sensibiliza al exfoliarse y la exposición a la luz solar puede empeorar esta condición.
Y en segundo lugar, porque al dejar expuesta una nueva capa de piel, ésta es más propensa a quemarse y podrían salirnos manchas con mayor facilidad, otro motivo por el que siempre hay que utilizar protección solar, sobre todo si usamos exfoliantes con frecuencia.
Los más conocidos son los de tipo scrub, que consisten en un producto con gránulos que nos masajeamos en la piel para ir soltando las células muertas.
Otros muy populares también son los ácidos exfoliantes, como los alfahidroxiácidos (AHA), betahidroxiácidos (BHA) o polihidroxiácidos (PHA), que suelen ser tratamientos sin aclarado, que disuelven el "cemento" que une las células muertas favoreciendo su eliminación.
También existen exfoliantes en formato pads, discos impregnados de algún ácido exfoliante o con relieve, que funcionan de manera similar a un scrub.
En cuanto a los exfoliantes enzimáticos, actúan de forma similar a los ácidos, pero son mucho más suaves.
Y por último, están los peeling gel o gommage, que son la versión light de los scrubs. Estos son geles que forman bolitas de celulosa al frotarlos suavemente en la piel y ayudan a soltar las células muertas.
Un peeling suele referirse un tipo de producto cuya función es exfoliar la piel, mientras que exfoliación es el concepto (el paso 3 de la rutina), el proceso por el que eliminamos las células muertas de la piel.
Un exfoliante facial es un producto que va a eliminar las células muertas de nuestra piel, ayudando a la regeneración celular y a aportar más luminosidad y una textura más uniforme a la piel.
Una mascarilla, en cambio, es un tipo de producto que puede tener varias utilidades: calmar, hidratar, exfoliar, aportar luminosidad, etc. Además, ambas pertenecen a distintos pasos en la rutina de cuidado facial.
Dependiendo de tu tipo de piel te irá mejor un tipo de exfoliante u otro. Si tienes la piel muy resistente, lo más probable es que cualquier tipo de exfoliante te vaya bien.
Las pieles maduras se benefician muchísimo más de los ácidos exfoliantes, sobre todo los AHA como el ácido glicólico o el ácido láctico. Las pieles grasas, especialmente aquellas con tendencia acneica, podrían utilizar los BHA, como el ácido salicílico, o los AHA. En cambio, las pieles sensibles no deberían utilizar ácidos muy fuertes o scrubs, ya que suelen ser más irritantes, pero hay un amplio abanico donde elegir entre los PHA, los peeling gels, pads o los exfoliantes enzimáticos.