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El mundo de las mascarillas es enorme y las hay de muchos tipos. Si no sabes por dónde empezar, has venido al lugar ideal. Aquí te informamos de todos los tipos de hay y de cuáles son las mejores para tu tipo de piel. ¡Súmate tú también a lo relajante que puede ser experimentar una mascarilla y borra el cansancio de tu rostro!
Dependiendo del tipo de mascarillas hay varias funciones. Algunas mascarillas nos ayudarán a limpiar en profundidad el rostro o a aportar un chute de nutrición, vitaminas y antioxidantes a nuestra piel, otras son exfoliantes con ácidos y también las hay que calman la irritación y desinflaman la piel. En lo que coinciden todas es en que, al ser tratamientos ocasionales, tienen mucha más potencia y los resultados son más visibles que en los productos que están pensados para su aplicación diaria.
Hay tres tipos de mascarilla: las wash-off, las nocturnas y las de tejido. Las mascarillas wash-off son las que deben enjuagarse una vez transcurrido el tiempo recomendado de uso. Por otro lado, las mascarillas nocturnas deben aplicarse sin aclarado, como si fuesen una crema, para sacarle el máximo provecho durante el sueño. Por último, nuestras favoritas: las de tejido son aquellas que nos aplicamos un par de veces a la semana cuando queremos mejorar un aspecto concreto de nuestra piel (no se enjuagan).
Depende de cada producto. Normalmente, las mascarillas de tejido hay que tenerlas puestas entre 10 y 20 minutos, siendo el tiempo ideal 15 minutos. Otras pueden necesitar varios minutos antes de enjuagarlas o incluso no aclararlas y utilizarlas como una crema nocturna. Lo aconsejable es leer siempre el modo de empleo de cada producto en concreto.
Realmente depende del tipo, pero por norma general se aplican después del tónico. Algunas mascarillas limpiadoras o exfoliantes se aplican justo después de la limpieza porque deberán enjuagarse y realizar una rutina convencional después (incluyendo el tónico para restablecer el pH de la piel tras aclarar el rostro con agua). Por otro lado, las mascarillas nocturnas son el último paso de la rutina, y se aplican en sustitución de la crema.
Las mascarillas wash-off se pueden aplicar con los dedos o una espátula en todo el rostro, evitando el contorno de ojos (que es una zona muy sensible) y los labios. Las mascarillas nocturnas se aplican como si fuesen una crema hidratante. En cambio, las mascarillas de tejido deben desempaquetarse, desdoblarlas por completo y, con cuidado, posarla sobre el rostro ajustándola muy bien. ¡Ojo! Es importante que no queden burbujas de aire para asegurar su eficacia, así que "alisa" la mascarilla hasta que esté bien adherida.
Si es una mascarilla wash-off, tendremos que aclararla con agua y comenzar nuestra rutina desde el paso del tónico.
Si, en cambio, es una mascarilla de tejido, no hará falta hacernos la rutina, puesto que este producto suele ser muy concentrado y potente y podría hacer reacción con otros productos que nos apliquemos luego (aunque si consideras que es insuficiente para tu piel y quieres, podrías aplicar tu crema habitual a continuación). Eso sí, es importante masajear la esencia sobrante en la piel para que se absorba por completo y no quede un residuo pegajoso.
Por último, después de la mascarilla nocturna no tendremos que aplicar nada, ¡estarás lista para dormir!
Normalmente, las coreanas suelen utilizar la esencia sobrante de la mascarilla y la aprovechan en el escote, cuello, brazos o el resto del cuerpo. No tiene el mismo efecto que en el rostro, pero siempre se agradece un poco de mimo al resto de nuestra piel. Además, en áreas especialmente secas como los codos, suavizan e hidratan la zona en profundidad.
Mientras que las cremas pueden o no tener tratamiento, y tienen una función principalmente oclusiva, hidratante y de protección, las mascarillas son productos que contienen una alta concentración de principios activos que van a penetrar en la piel en profundidad, mejorando su aspecto de forma rápida y eficaz. Además, las mascarillas de tejido van un paso más allá al concentrar el producto entre la piel y el tejido, evitando su evaporación y haciendo que el sérum o esencia se introduzca más eficazmente en la piel.