Hanskin Pore Cleansing Oil PHA
Aceite limpiador y desmaquillante con PHA para pieles sensibles.
Aceite limpiador y desmaquillante con PHA para pieles sensibles.
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Aceite limpiador y desmaquillante con PHA para pieles sensibles.
Aceite limpiador y desmaquillante con PHA para pieles sensibles.
La doble limpieza es uno de los pasos básicos para una buena rutina de cuidado facial, pero... ¿cómo funciona? ¡Aquí te lo explicamos todo! Limpiar correctamente nuestro rostro, sobre todo al final del día, nos ayudará a mantener la piel tersa y libre de impurezas, ya que estamos expuestos a muchísima suciedad a lo largo del día.
Un limpiador facial es un producto para mantener nuestra piel limpia, que elimina la suciedad, el sudor, el exceso de sebo, la contaminación, el polvo, la piel muerta y las posibles bacterias que acumulemos en la piel durante el día o la noche.
La doble limpieza consiste en la aplicación de dos tipos de limpiadores: el primero de base aceitosa y el segundo de base acuosa.
Un limpiador en aceite está diseñado para eliminar las impurezas con base de aceite, como el maquillaje, el protector solar, el sebo y la contaminación.
Al haber eliminado esto primero, el segundo limpiador con base de agua puede penetrar mejor en la piel, eliminando la suciedad restante y el sudor.
Realizando una doble limpieza conseguirás una limpieza en profundidad que te permita que cualquier tratamiento que te apliques después penetre mejor y alcance su máxima eficacia.
Un limpiador en aceite es aquel limpiador formulado en base aceite. Su función es retirar el maquillaje, el sebo, el protector solar y la suciedad que se acumula en la piel a lo largo del día, por lo que su utilización se reserva para la rutina de noche.
A pesar de que puede parecer contradictorio, es especialmente beneficioso para aquellas pieles que son grasas o mixtas, ya que la mejor manera de retirar la sobreproducción de sebo (lípido con base de aceite) es mediante un aceite que penetre en profundidad en el poro y arrastre fuera la suciedad.
Los hay en dos formatos: en formato aceite y en formato bálsamo.
Como primer paso de la rutina de noche, aplica un poquito de aceite o bálsamo en las palmas de las manos y frótalas para calentarlo (en el caso del bálsamo es importante para que transforme su textura y así poder aplicarlo con mayor facilidad sin irritar la piel). Con el rostro seco, masajea suavemente unos minutos hasta que sientas que ha retirado bien todo el maquillaje o residuo. Después, y siempre con agua tibia, enjuaga el rostro: notarás que el aceite o bálsamo emulsionan al entrar en contacto con el agua; esto es una reacción totalmente normal que te ayudará a eliminar el aceite más fácilmente. ¡Ojo! Es muy importante que lo hagas con agua tibia, puesto que el agua muy caliente deshidrata la piel y el agua fría no logra emulsionar correctamente el aceite, dificultando su aclarado.
Un limpiador facial acuoso es el limpiador que seguramente ya te habrás acostumbrado a ver y que probablemente lleves utilizando desde un principio.
Nos referimos a aquellos limpiadores que emulsionan con mucha facilidad cuando se mezclan con agua y suelen crear espuma. Estos limpiadores son ideales para retirar todo lo que no ha podido eliminar el limpiador en aceite o aquella suciedad que tiene base acuosa (como el sudor).
A diferencia de los limpiadores en aceite, estos es recomendable utilizarlos tanto en la rutina de mañana como en la de noche. Por la mañana te ayudará a eliminar la suciedad que se acumula al dormir (saliva, sudor, polvo, bacterias), y por la noche, a retirar los restos del limpiador en aceite y sudor.
Únicamente tienes que depositar un poco de producto en las palmas de las manos mojadas (como una almendra aproximadamente) y frotar hasta que haga espuma, a no ser que el producto tenga un dispensador que lo aplique ya espumado, en cuyo caso basta con que repartas el producto en ambas manos. Aplica esta espuma en el rostro y masajea suavemente durante aproximadamente un minuto. Enjuaga con agua tibia y seca tu rostro sin frotar, con una toalla limpia.
Por regla general, todo lo que hagamos sobre la piel deberá ser después de la limpieza. Se podría ver como cuando un pintor va a pintar sobre el lienzo: éste debe estar limpio y libre de impurezas. El exfoliante siempre se va a aplicar después de la limpieza puesto que, si el rostro está sucio y vamos a eliminar la capa superficial de la piel (pieles muertas y demás), esta suciedad podría penetrar más fácilmente en la piel y causarnos brotes o reacciones.
La respuesta simple es sí, siempre es conveniente que realices la doble limpieza en tu rutina de noche.
La respuesta larga es que, a pesar de que no te maquilles, durante el día nuestra piel acumula muchísima suciedad debido a la contaminación, los restos de productos (con base aceitosa) que nos aplicamos por la mañana, el protector solar y el sebo. Al utilizar un limpiador con base aceitosa, estarás facilitando al segundo limpiador acuoso llegar a más profundidad que si lo usaras por sí solo.
Por tanto, si quieres asegurarte de tener la piel completamente limpia y receptiva para el tratamiento, sí, deberías hacer la doble limpieza todas las noches (te maquilles o no).
Según los expertos, que las personas con piel grasa no puedan utilizar aceite es una idea equivocada. La piel grasa se caracteriza por producir exceso de sebo y éste, normalmente, ocluye el poro causando puntos negros o granitos.
Pero no todos los aceites son iguales: hay aceites que ocluyen el poro (comedogénicos) y otros que no lo ocluyen en absoluto, cuya única función es hidratar. Los limpiadores en aceite coreanos están formulados con aceites no comedogénicos para que las pieles grasas también puedan beneficiarse de su función. Además, no es un aceite que vaya a estar sobre la piel durante mucho tiempo, ya que lo enjuagamos y lo terminamos de retirar con un limpiador de base acuosa.
El mejor limpiador coreano para el rostro será cualquiera que sea apto para tu tipo de piel, que sea respetuoso y que no tenga un pH demasiado elevado, puesto que esto puede dañar nuestra piel y estropear su barrera. Hay varios tipos de limpiadores: en aceite, en gel, espumosos, etc. En definitiva, los hay para todos los gustos y necesidades.